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4.9.07

Korn y los múltiples rostros del nü metal


MTV convive con el recuerdo de haber sido y el dolor de ya no ser... Al menos, a la vista de quienes solíamos ver esa señal -LA señal musical, en sus comienzos- con la esperanza de encontrarnos con algo copado y distinto con que deleitar nuestros oídos.

Pero, y este es otro de los peros positivos, aún habiéndose latinizado -sin darle a esto un carácter peyorativo-, no dejó de lado la sana y cada vez más infrecuente costumbre de editar en cd lo que son los unplugged de los artistas consagrados.

La última edición tuvo como protagonista a la banda liderada por Jonathan Davis: Korn.

Llama la atención que una banda fundacional de un género netamente eléctrico haya tomado para los tumbos de los timbales, los gongs, las guitarras acústicas y las armónicas de vidrio (?), habiendo obtenido lo que se obtuvo: un excelente disco. Korn sabe adaptar sus canciones a un formato en el cual es fácil tropezar y darse la cabeza contra la pared.

Si lo ponemos en términos culinarios Korn, en su versión usual, viene a ser una comida recargada de pimientos y picantes que cuesta digerir e incluso puede dar dolores de estómago. En esta ocasión la banda se lo tomó con calma, se dedicó a pelar las papas, cocer las verduras y dejarlas en su justo punto a baño maría, logrando una cocción ideal.

Por supuesto que las participaciones especiales de los invitados -Amy Lee de Evanescence en Freak on a Leash y The Cure en un alucinante medley de In Between Days con Make me Bad- le dan un vuelo y una categoría que la banda venía mereciendo de hace rato. Es obvio que Amy Lee le pasa el trapo a Mr. Davis -vocalmente hablando, la chica tiene escuela y él le da con toda la fuerza del cogote-, pero aún así se da un extraño equilibrio de fuerzas que se complementan. Nada que agregar a la mítica figura de Robert Smith, padre de todos los jóvenes -muchos de ellos ahora adultos- que alguna vez se han sentido miserables en sus vidas y lo han manifestado haciendo cosas raras con su cabellera.

El punto más bajo del disco a mi parecer, es el que muchos otros resaltan: la versión de Creep, el clasicazo himno-al-freak de Radiohead. Le falta algo, sigo escuchando y escuchando, y no termino de darme cuenta qué.


El disco es corto y deja gusto a poco, pero aún así invita a ser uno de los clásicos del formato, acompañando a Nirvana, Alice in Chains y no muchos más.

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